Momentos decisivos
Rodrigo Aravena González Economista Jefe del Banco de Chile
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Rodrigo Aravena
Sin duda, los próximos meses (o quizás semanas) serán determinantes para el futuro de Chile.
Probablemente usted piense que estoy aludiendo directamente al resultado del plebiscito de este domingo, pero esa no es mi intención. Uno de los principales errores que podríamos cometer es adoptar posiciones simplistas que asocien la evolución macro 100% al resultado de esa votación, más aún al considerar los múltiples desafíos que enfrentamos simultáneamente.
En este contexto, quisiera enfocarme en un par de factores que serán relevantes en el devenir del país.
La capacidad de encauzar la discusión de políticas públicas y constitucionales será uno de los aspectos que marcará la diferencia. Pese a que el debate sobre potenciales cambios a la carta magna ha estado sobre la mesa al menos una parte importante de este año, no hemos tenido una discusión lo suficientemente amplia y profunda que logre delimitar y remover dudas sobre temas estructurales que han sido beneficiosos para el país.
Entre ellos, vale la pena señalar el rol que ha tenido la independencia del Banco Central para la estabilidad macroeconómica y, por ende, en el desarrollo de Chile. Hay argumentos irrefutables sobre los beneficios que ha generado la inflación baja y estable, entre ellos la menor erosión en el poder adquisitivo, bajas tasas de interés y mayores posibilidades de inversión. Es más, los procesos inflacionarios no sólo tienen impactos negativos en el desarrollo promedio, sino que también en la distribución. Ello difícilmente se hubiese logrado sin un Banco Central independiente como el que tenemos hoy. A la luz de la evidencia, resulta indiscutible la necesidad de ir despejando dudas en áreas como esta.
Pero los desafíos en materias de políticas públicas y regulatorias exceden la discusión constitucional. Hemos visto recientemente debates sobre la posibilidad de realizar nuevos retiros a los fondos de pensiones, como así también otros que podrían tener impactos en la evolución del crédito e incluso liquidez. Tal como ha mencionado el Banco Central, dichas iniciativas no son inocuas en la economía (y por ende en el bienestar), por lo que requieren un análisis cuidadoso sobre efectos indeseados.
La política fiscal es un área que conllevará tremendos desafíos de corto y largo plazo. Si bien el Presupuesto de 2021 contempla una política fiscal expansiva, también plantea una sustitución de gastos que no deja de ser desafiante. Por ejemplo, los mayores recursos que estarán orientados a la reactivación económica requerirán que el Ejecutivo tenga una alta capacidad de gestión y, al mismo tiempo, retire gradualmente los subsidios que ha realizado este año. Dada la mayor fragilidad fiscal que tenemos en la actualidad, prácticamente no tenemos margen de error. El reciente deterioro de la clasificación crediticia por parte de Fitch no hace más que confirmarlo.
Quisiera terminar esta columna reconociendo un buen punto de partida. Chile ha podido tomar una serie de decisiones que han logrado mitigar el impacto de esta pandemia más que la gran mayoría de países de la región, lo cual fue confirmado por la actualización de proyecciones dadas a conocer por el FMI la semana pasada. Pero más allá de las cifras, debemos estar conscientes de que esta capacidad de respuesta y el buen desempeño relativo han sido producto de los buenos fundamentos y marcos apropiados de política económica. Es por ello que debemos cuidar más que nunca lo que tenemos.